miércoles, 26 de agosto de 2009

Diario de un Vagabundo 002

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“Mi hombro se rompe, primero me traiciona mi cuerpo, y después lo hace mi ciudad; ambos nos hemos vuelto demasiado viejos”.
-Batman, Hush*



Siempre he sido reacio a la idea de madrugar, ya sea para estudiar, hacer un trabajo monográfico o gastarme yendo a fiestas y/o reuniones nocturnas; soy uno de esos tipos de gustos sencillos pero bien definidos, y entre ellos, me gusta mi sueño profundo, me gusta dormir a mis horas sin ser interrumpido, no sólo porque sea saludable (a continuación una frase propia del año pasado, léase, fatídico 2008), sino por respeto a mis citas y apariciones somnolientas mezclado con un enfermizo afán por vivir más del lado de los dormidos que por el de los despiertos, encontrando en el punto entre la vigilia y el sueño el portal místico hacia un pasado ya distante. Menciono ello porque creo encontrar aquí la causa posible más científica a una racha de mala suerte a guisa de esas maldiciones de veinticuatro horas.

Sucede que tenía un trabajo en grupo pendiente, el tema era el Régimen de Empleo Público para el curso de Derecho Administrativo II. Más por presión por parte de mi jefa de grupo que por responsabilidad, estuve entregándome a ello sacrificando mis horas de sueño, terminé al tercer día. La fecha de entrega coincidió con la fecha letal, Yesterday. Tenía clases, entrega de monografía, un examen parcial de Títulos valores y una mini cita con mi jefa de grupo para entregarle unos apuntes. Me bañé para despejarme de la mala noche y salí presuroso por coger el autobús que me conduciría a la universidad, y ahí empezó todo…

15:27
Subo al vehículo…
Nota del autor: mi contextura corporal es la del muchacho talla medium – delgado; aprovechando mi contextura ligera me desempeño como arquero de fútbol desde que tenía quince años de edad, por lo que mis reflejos están altamente desarrollados, acostumbrado a los saltos y a las maniobras. Medias de loco lanzó la hipótesis de que mis huesos podrían tener cavidades huecas, similar a la de las aves, para poder flotar en el aire; yo lo he comprobado con el correr de los años.

15:29
El autobús empieza a marchar lentamente mientras yo camino hacia un asiento vacío cerca del final del corredor, con la mano izquierda guardo mi carné universitario y con la derecha mis cuatro soles de vuelto. El chofer da un freno brusco para evitar un choque, veo cómo los pasajeros se golpean con el asiento adelante de ellos mientras que mi cuerpo es lanzado violentamente con dirección al chofer; mientras estoy suspendido en el aire utilizo mis dos brazos tratando de sujetarme de los asientos que voy dejando atrás rápidamente; no sólo no lo consigo, no sólo mi codo derecho se lesiona en mi intento, sino que me freno chocando de espaldas contra los fierros de la pequeña cabina del conductor. Sonrío ante la mirada de los pasajeros y vuelvo a caminar en busca de mi asiento disponible, veo que la manga blanca de mi polo empieza a teñirse de rojo.

17:32
Luego de haber dejado el trabajo de Administrativo para que una compañera lo entregue, me dispongo a buscar a mi jefa de grupo que seguramente estaría en la hemeroteca estudiando para el examen de Títulos Valores, estoy descendiendo hasta el sótano (porque en la facultad de Derecho se tomaron muy en serio eso de “ratones de biblioteca”) cuando mi coordinación muscular falla, tropiezo y ruedo escaleras abajo. Ello ocasionó un leve resentimiento en mi pierna derecha pero felizmente nadie lo notó.

20:17
Después de haber visto sólo unos breves minutos a mi jefa de grupo, luego de haber dado el peor examen en nuestros cuatro años de universitarios, inmediatamente después de dejarla en su carro rumbo a Miraflores (la ruta opuesta a la mía), decido optar por mi camino favorito rumbo a la Católica en busca de un carro con asientos vacíos; corro, salto –como ya varias noches he hecho-, atravieso la tierra revuelta y los escombros dejados por Castañeda y su caprichoso deseo por destruir Lima y mi San Marcos con su anillo vial, cuando mis piernas no dan con el impulso necesario para saltar un hueco que en el camino está, y caigo, intento impulsarme con los brazos para no terminar dentro del hoyo pero resulto rodando por las piedras y fierros dejados; la rodilla me arde, la cabeza está raspada, y el dolor del primer accidente del día reaparece y la espalda empieza a matarme. Oigo voces al otro lado de la pista, por el lado correcto para transitar; una chica le dice a su enamorado que vaya a ayudarme; el suficiente incentivo para levantarme, recoger mi mochila que sí cayó al hueco, y seguir caminando con zapatos vagabundos.

20:20
Ignoro el dolor y empiezo a correr nuevamente, buscando un teléfono público para tratar de convencer a mi jefa de grupo que se baje de su carro y se venga a comer una pizza conmigo. El teléfono no contestó.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Blogito ergo sum

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Esta entrada es sOlo para avisar de la pronta renovaciOn del bodrio presentado por Guillermo LOpez a un verdadero blog de interEs nacional y temas actuales: como las increIbles series presentadas por MTV (parental control, next, room raiders, my bff, etc), los problemas existenciales de emo-lienteros cn cacharro de Caraduras (cuya muerte no pudiste superar), raje extremo d la farAndula chicha y tigresas del oriente en general q a Guillermo tanto le gusta, poesIa barata d la argolla homosexual de bohemios en portadas de circo beat, polItik lame-axilas del mal menor, ETC.

...MENTIRAS!...

Estamos en parciales, no en remodelaciOn.

Guillermo postearA muy pronto, sOlo necesita un beso y una nueva historia, o una nueva no-novia ( "amixes", apUntense!!! posteen ahora, posteen ya! )

Por cierto, un consejo sexista (del duenho del blog) a un hombre q no puede decidir q calcetines ponerse en la manhana:

-N dice: Nemo, cuando estás pensando entre dos chicas y no sabes por quién decidir, ¿qué haces?, ¿qué hago?
-G dice: Moneda al aire

...y por eso fumo marihuana (sorry, pero tU no empezast cn esa frase, Cayo!)

miércoles, 12 de agosto de 2009

Diario de un Vagabudo 001

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NOTA DEL AUTOR: A la pregunta de que por qué no escribo nuevos posts tengo estas dos vergonzosas respuesta, siendo una la respuesta en sí y la otra un intento irresponsable de justificación: estoy en exámenes parciales, mis vacaciones terminaron, y, además y todavía, confieso que no se me ocurre nada ingenioso y de interés público para publicarlo, estoy envuelto en una especie de infertilización literaria temporal. "¿Y por qué no escribiste algo en vacaciones?"... ¿Se dan cuenta que mi excusa no tiene ni pies ni cabezas? (es una justificación coja y decapitada). En fin. Ayer, después de dar mi examen de Procesal Penal II, no se me ocurrió mejor idea que estrenar mi lapicero nuevo garabateando las líneas que a continuación presentaré; es una mala copia del diario de Roschard, espero sepan entender... ¿Nunca les ha pasado que, de un dia a otro pierden la capacidad de escribir?



Diario del vagabundo del sombrero, martes del once de agosto del dos mil nueve, quince horas con siete minutos; el verdugo entra al patíbulo acompañado de sus asistentes, las pruebas contenidas en un sobre blanco tienden de sus dedos, consulta su reloj. Llegan dos de los tres últimos alumnos faltantes que vi en la tarde; "Habla, poeta de las alcantarillas", me dice el primero; el segundo entra a paso lento, me siento más orgulloso que nunca de portar casaca de cuero, empieza a hablarme y los que me conocen se impactan ante una conversación tan fluída pero que él y yo sabemos cuán forzada es; somos interrumpidos por el verdugo al mismo tiempo que éste ejecuta a su primera víctima basándose en un simple minuto de tardanza, ordena que se cierren las puertas y que nadie más ingrese; yo sonrío y gozo al ver su cara pálida propia del que se ha salvado por poco.
El examen está lleno de trampas gramaticales y lógicas confusas, sostengo el lapicero con la boca mientras hago trazos con un lápiz rojo portaminas que me la recuerda entre sabores de torta de chocolate y un ocurrente sentido de culpa; para mí eso no es nada nuevo, no importante, y escribo mi nombre y código recordando a mi maestro. Mucho se discute si el Derecho es una ciencia o no, al menos el Derecho Penal no lo es, es más un arte, una maña de saber ladrar con más fuerza que el perro que te
plantan al lado -solía decir él-. "Penal no se estudia, se aprueba", dije yo aquella vez cuando el maestro me preguntó con voz de ebrio y se río a carcajadas de borracho. El examen concluye en silencio dejando sólo fantasmas de estudiantes engreídos y estudiosos, los susurros de qué respuesta iba en cual pregunta se oyen despacio en el salón, hasta que yo interrumpo con voz alta y burluna reaunadando mi conversación con mi enemigo acerca de unos cómics de DareDevil exhibidos en la última Feria del Libro; el verdugo gira su humanidad para sonreírme, sabiendo que quizá jamás llegaría a ser el primero en su clase con esa actitud desinteresada y desafiante, pero quizá el más efectivo.
Me alejo de la universidad utilizando las sombras, las proyecciones de luz de los faros públicos, las ventanas y retrovisores de cuanto carro regado en el camino encuentro, confiando en mis reflejos para sobrevivir en esas calles que apestan a polución, delincuencia juvenil y fornicación, pensando en cuánto la he extrañado desde aquel día, que hoy tampoco la he visto, preguntándome cómo le irá a ella en sus respectivos exámenes, preguntándome si tendré la misma suerte en las demás pruebas de la semana.