lunes, 19 de octubre de 2009

El turrón que no comí




Todo comenzó con una propuesta indecorosa en octubre del 2006. Al año previo yo no había tenido la posibilidad de adquirir mi tradicional turrón de Doña Pepa, así que torturaba a mis amigos de universidad recordándoselos a menudo. Arte decía que ella era demasiado dulce como para ingerir esa miel con sus caramelitos multicolores, Me va a dar diabetes, Guishe; Jaime optaba por ignorarme, total, él sobre los demás estaba ya adiestrado para soportar mis niñerías. Coral lanzaba uno tras otro naipe mientras contaba del uno hasta el trece mientras que Violetta, Arte, Jaime y yo nos dábamos de manotazos intentando coincidir con la cuenta sin que nuestra mano sea la que resulte por encima de las otras. Gané prontamente el juego dejándole la disputa de la mano más nerviosa a mis compañeros, me eché sobre el césped y, mirando las hojas de los árboles, propuse comprar un turrón entero entre todos. Violetta se desligó del juego y, arrecostándose a mi lado, me susurró una nueva forma de ponerme nervioso: "Me das un beso y yo te compro un turrón para ti solito". En ese instante supe que moriría de diabetes.

Quizá ese fue mi milagro -no morado pero sí violeta- en octubre. El génesis fue el milagroso octubre a prueba de terremotos y de ahí fue calando a muchas otras festividades, tornando violeta los números rojos del calendario: un aterrador 'ya no te quiero' en Halloween, la promesa de un beso con luces de colores en Navidad, un 'te quiero más siete' en el Día de los Inocentes, una 'putamadreada' en su cumpleaños y este blog por escribir en San Valentín... Por ahí una carta asesina de las que advierte Raphael al final de Carnavales, un cuento que improvisé en mi onomástico para que la cursilería y el sentimiento no se me escape frente a ella, una escarapela metálica en Fiestas Patrias, el anhelado 'Sí' en Primavera y, como para terminar con el año 'violettano' con un show de despedida, una pelea de box en nuestro primer mes, donde fui yo el que terminó con un ojo morado. En ese 2007 tampoco pude comer turrón, me parecía demasiado ironico.

Ante la ausencia de más argumentos literarios, y aprovechándome del mes para forzarme a escribir, escuchando el nuevo disco de los Hombres G que mi hermano acaba de comprar, saboreo después de tanto esta tradición limeña que ya no es más dulce para mi diabético paladar. Quizá mi lengua perdió en aquel 2007 esa adicción infantil por el caramelo y la miel. Noto entonces que ella marcó mi calendario en festividades estratégicas, matando la tradición porque, lamentablemente, no habrá repeticiones costumbristas en esta historia, sólo el recuerdo y el culto casi religioso de aquel que va a visitar a los suyos en el cementerio por el Día de los Muertos.



Y tú, ¿tienes algún recuerdo por estas fechas?




Post Scriptum

A finales de los años 90 se publicó un cómic de Batman (ganador del Premio Eisner en 1998), titulado The long Halloween. En esta entrega el hombre murciélago va tras los pasos de un asesino conocido como Festivo, cuyo modus operandi era asesinar a sus víctimas en días marcados por el calendario (dígase Navidad, San Valentín, día de la madre, etc.), dejando como firma algún fetiche oportuno al día; el arma, un revolver silenciado por un chupón de biberón colocado en el cañón. El final del cómic mantiene su suspenso original, no sabiendo el lector si el asesino era el criminal confeso, si hubo más de un Festivo, ¿quién pudo haber sido? Quizá el mismo Harvey Dent, quizá su esposa... Yo creo que pudo ser Violetta.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

nunca se me ocurrió intercambiar un beso x un turrón!!! jajaja

* on 20.10.09 dijo...

en casa botamos el turron, si kieres te doy

pero si evitar contar por milesima vez esta historia ok

G on 20.10.09 dijo...

"Tiene que ser 'San José' o no hay trato".

HA HA HA Me haces sentir como el sabueso de 'The Lady and the Tramp'; ¿ya te he contado esa historia antes?

Un chico de Lima on 29.10.09 dijo...

para que sea gustoso tiene que ser un buen turrón y si no pasa nada pues... muchos besitos!!!

santiagoMdc on 1.11.09 dijo...

Turrón?? los de "el huerfanito" mi estimado gille. 19 bien compensadas con un SEÑOR TURRON!

G on 1.11.09 dijo...

Ey, Santi, ¿qué es eso de 'Gille'? Se te olvidó la U (minuto de silencio por la víctima de esas lacras llamadas barristas bravos) entre la G y la I.

No pues, por un turrón de 'El Huerfanito', ¿qué me hubiese exigido como contraprestación?

Anónimo dijo...

violetta es la niña q te enloqueze y la q te hace escribir ...tu musa .... pero ya olvidala pues ...ya no hables de ella ...es dificil .....pero es tu pasado ...o me equivoco

G on 1.11.09 dijo...

Siempre los comentarios 'Anónimos' son los más serios y analíticos.

(8) Olvídala mejor olvídala (8)

No, en sí no hay ninguna chica que me enloquezCa, es más, 'Violetta' no existe, es la fusión de varias chicas; algunas ni las conocí, simplemente pertenecen a anécdotas de amigos míos en las clásicas sesiones 'Adolescentes, casos de la vida real'. Es solo que -para ser sinceros- no se me ocurrió qué más escribir, ando sin imaginación literaria, y la anécdota (las anécdotas siempre como ultima ratio ante la ausencia de historias) del turrón fue la que iba más con el mes.

Notarás que mencioné varias fechas; no siempre fueron la misma chica, y tampoco las extraño como para descuidar mi presente, pero a veces, me siento frente al teclado y simplemente hay un 'yo' nostálgico que empieza a escribir en una suerte de tributo a las que no están.

Gracias por tu comentario. Sé que si firmas perderías tu status de 'anónimo', pero al menos deja tu inicial, o, si te conozco, un seudónimo en clave-acertijo.

* on 2.11.09 dijo...

no tendre blog pero tengo cuenta.

otra entrada y sigo comentando ya?